Bodega Federico de Alvear, Empresa

Diego de Alvear (1749-1830), marino de alto rango, fue el patriarca de la familia. La primera bodega familiar fue fundada en Montilla, España, por su padre en 1729 hasta que se instaló en Buenos Aires como alférez para demarcar los límites del imperio español y portugués en América. La familia ocupó importantes cargos en política, contándose entre las principales familias patricias del país durante el siglo XIX con personajes como Carlos, Emilio y Torcuato de Alvear que brillaron alternativamente en la alta sociedad y dirigencia de la época. En las primeras décadas del siglo XX se destacó un miembro de la familia, Marcelo T. de Alvear, como presidente de la Nación. En el Hipódromo se corrían carreras en las que participaban con éxito los caballos de Federico de Alvear, hijo de Carlos María, destacado turfman vinculado al Jockey Club. Como legado de familia y pasión personal, Federico de Alvear fundó una bodega en Mendoza. De este modo un apellido de la alta sociedad argentina hacía historia en el ámbito vitivinícola. De una tradicional familia ligada a la vitivinicultura en sus país natal y perteneciente a la alta sociedad y dirigencia en el Nuevo Mundo, Federico de Alvear resultó un digno descendiente de sus antepasados. En el departamento de Maipú, a principios de siglo, se plantan los primeros viñedos de la bodega Federico de Alvear en una de las zona de producción de mas alta calidad de la provincia de Mendoza. Más tarde se levantará su correspondiente bodega elaboradora y de conservación. A partir de 1944, J.Llorente y Cía. empezó a distribuir los champagnes Federico de Alvear, ocupándose de mantener los altos estándares que dieron origen a la marca hasta nuestros días. Tarea que es hoy continuada por sus familiares y descendientes. Esta tradicional marca se destaca en Argentina, donde tiene un liderazgo en calidad en sus vinos finos y espumantes.